sábado, 8 de mayo de 2010

Promesas que no se cumplen.

Llevaba dos horas sentada en la cama. Mirando por la ventana como caía la lluvia y algunas gotas rebotaban contra el cristal. No pensaba en nada o al menos eso intentaba. No era un trabajo fácil, ya que sin encontrar resistencia su mente la llevaba otra vez a pensar en él y en sus últimas palabras antes de abandonar su habitación. Su cama. Sus sábanas. Su corazón : "te prometo que mañana te llamo amor."
De eso hacía ya tres semanas. Tres putas semanas en la que ella sólo se levantaba de la cama para ir al baño por pura necesidad. No escuchaba a su estómago, no hacía caso de las plegarias de su madre suplicándole que comiera. Qué va, todo le daba igual. Sólo se dedicaba a estar sentada en la cama mirar por la ventana y de vez en cuando, echar una ojeada al móvil. Que cada diez minutos su buzón de voz repetía "Ningún mensaje nuevo".
Y las lágrimas resvalaban por su cara. ¿Cuánto duraría ese dolor? ¿Esa desesperación? ¿Ese miedo? ¿Esa angustia?
La madre, lo había intentado todo. Simplemente se dedicaba a llevarle la comida a la habitación y rogarle que comiera. Todos los días le llevaba la misma notita blanca, en la que se podían leer estas diez palabras:
"Esto te afectará lo que tú quieras que te afecte."
Lo que no se imaginaba la madre era que no sólo la afectaba a ella, si no a la parte de él que estaba creciendo en su interior.

2 comentarios:

  1. Increíble.
    ¿Cuántas así, tal y como describes a esta desconocida Shei-Shei?
    Increíble. Increíble.

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  2. Esto te afectará lo que tu quieras que te afecte, totalmente de acuerdo. A veces creemos que es un dolor que no se puede superar, pero se puede... con tiempo, siempre se puede.
    Un abrazo amiga, fuerza :)

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