- ¿Sabes que me desconcentras?
- ¿Te desconcentro?
- Sí, te miraba y sólo quería meter la mano en tu pelo ondulado...
Una sonrisa se dibujó en su cara. No podía evitarlo. Aunque tampoco quería. Era tan bueno con ella, que a veces pensaba que no se lo merecía.
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