domingo, 23 de mayo de 2010

..


Joderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoderjoder.. te quiero.

martes, 18 de mayo de 2010

- ¿Sabes que me desconcentras?
- ¿Te desconcentro?
- Sí, te miraba y sólo quería meter la mano en tu pelo ondulado...
Una sonrisa se dibujó en su cara. No podía evitarlo. Aunque tampoco quería. Era tan bueno con ella, que a veces pensaba que no se lo merecía.

Si tocar tu cuerpo es como tocar un instrumento filarmónico.

Yo quiero escuchar la melodía que tu cuerpo haría en armonía con el mío.

lunes, 17 de mayo de 2010

Cuando una persona se aleja de ti...
Quiere marcharse de tu presente,
no de tus recuerdos ni de la posibilidad de un futuro.


Instrucciones para llorar.

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto.
Duración media del llanto, tres minutos.

domingo, 16 de mayo de 2010

Crawl.

Todo el mundo te ve.
Yo soy el único que perdió la visión.
Todo el mundo dice que estamos separados. Espero que no lo hayas dicho tu también.
Entonces.. ¿A dónde nos iremos de aquí con todo este miedo en nuestros ojos?
¿Y a donde puede llevarnos el amor ahora? Hemos caido tan bajo...
Todavía podemos tocar el cielo, si avazamos lentamente...
Hasta que volvamos a caminar. Entonces correremos. Hasta que seamos lo suficientemente fuertes para saltar. Entonces volaremos. Hasta que no haya viento.
Así que avancemos, avancemos de vuelta al amor.

¿Por qué cambié el ritmo de los días? Los corazones nunca estuvieron hechos para correr.
Siempre sentí la necesidad de tener espacio. Y ahora no puedo alcanzar tu rostro.
Entonces...¿Dónde estás parada ahora? ¿Estás entre toda mi fé?
Amor, ¿puedes ver mi mano? Necesito una oportunidad más...
Todavía podemos tenerlo todo.
Si avanzamos lentamente...
Hasta que volvamos a caminar. Entonces correremos. Hasta que seamos lo suficientemente fuertes para saltar. Entonces volaremos. Hasta que no haya viento.
Así que avancemos, avancemos de vuelta al amor.

Nadie dijo que fuera fácil.


No es fácil no tenerte.
No es fácil saber que no vendrás a buscarme.
No es fácil saber que te perdí.
No es fácil no escuchar tu risa.
No es fácil no poder hacerte cosquillas y que te enfades conmigo.
No es fácil pasar los días sin tus mimos.
No es fácil levantarme cada día sin tu mensaje de "buenos días mi amor".
No es fácil sentir un vacío al pensar en ti.
No es fácil llorar cada vez que viene tu sonrisa a mi mente.
No es fácil pensar que te he olvidado cuando algo en mi interior me dice que me estoy mintiendo.
No es fácil pensar en ti.
No es fácil recordar momentos juntos.
No es fácil ver fotos nuestras, de momentos felices.

No hay nada fácil sin ti, pero es lo que yo elegí.

jueves, 13 de mayo de 2010

Es así.

- Dijo que me quería...

- ¡Ay querida! Siempre dicen eso cuando se corren.

martes, 11 de mayo de 2010

Unas manos temblorosas rodean mi cintura. Me pego a ti con fuerza. Con ganas.
Recorres mi cuello con tus labios. Llenándolo de besos, de mordiscos de vez en cuando.
Mis manos juegan en tu pelo y bajan temblorosas por tu cuello.
Nuestras bocas no nos obedecen. Actúan por sí solas.
Se buscan la una a la otra una y otra vez. Con ansias... Empiezo a olvidarme de que tengo que respirar. Creo que me estoy mareando, déjame despegarme de ti un momento..
No me hagas caso. Pégate más a mi. Juega con mis labios.
Agárrame como si no me fueras a soltar jamás. Como si quisieras que este momento no acabara.
Déjame adivinar a qué sabe tu boca. Permíteme envolverme de tu aroma.
No pienses. Sólo actúa. Házme estremecer. Oblígame a decir tu nombre entre susurros.
Es la hora... juguemos a ese juego en el que ninguno perderá y los dos querremos más.

lunes, 10 de mayo de 2010

Tonta.

El tiempo pasaba. Las imágenes rodaban por su cabeza. No se explicaba qué pasaba, ni cómo había sucedido.
Se dejó caer sobre su cama, con la esperanza de dormir un poco. Cerró sus ojos y aferró con toda su fuerza la almohada contra su estómago. Como si eso hiciera que el dolor cesara.
Escuchaba las manijas del reloj contando los segundos, los minutos...
Algo no iba bien. No se dormía. No hacía otra cosa que mirar su móvil. Esperaba que él se acordara de ella, que la llamara preguntándole como estaba, pidiéndole perdón, que por favor no estuviera enfadada.
Bueno una llamada es mucho, pensó. Con un mensaje se conformaba, un simple mensaje en el que le pusiera que lo sentía. Que de verdad se le había pasado por completo su cita.
Pero ese mensaje jamás llegó. Ni siquiera un simple toque. Con el que pudiera imaginar que se acordaba de ella o que tal vez quería hablar. Eso tampoco sucedió. Su móvil no se encendió, no avisó de ninguna llamada perdida o algún mensaje sin leer.
Así que volvió a suspirar. Y se limitó a cerrar los ojos intentando pensar en otra cosa que no fuera en lo tonta que se sentía.

Amor...

Hola amor.
Te resultará raro recibir una carta mía, lo sé. Pero necesitaba escribirte, contarte cómo es mi vida sin ti.
Ya hace semanas que no hablamos, que no oigo tu risa de niño por el teléfono. Que no me sonríes y me dices lo mucho que te gusta mi boca. Que no damos largos paseos o pasamos horas hablando de tonterías. Todo es tan difícil sin ti amor...
¿Cuántas oportunidades nos dimos? ¿Cuántas veces lo intentamos? Tantas que perdí la cuenta. Pero sinceramente siento como si no las hubiéramos aprovechado. Como si nos rindiéramos sin intentarlo una vez más.
Echo de menos tantas cosas. Tiene gracia, una parte de mí todavía siente que me perteneces. Que eres mío aunque ahora sólo pienses en ella. Quizás sea esa misma parte la que me engaña, me hace pensar que alguna vez volverás diciéndome lo mucho que me extrañas, que no me has podido olvidar y que quieres que todo sea como antes.
Pero al mismo tiempo no puedo pensar en eso. Las cosas han cambiado mucho amor.
Es cierto que te quiero, no sabes cuánto. Pero también estos últimos meses me has hecho mucho daño. Lo sabes perfectamente y aún así te da igual. Lo di todo por ti, tú mejor que nadie lo sabe. Aposté por los dos, te pedí perdón, me tragué mi orgullo...
Aunque eso no sirvió de mucho. No te lo pensaste dos veces a la hora de jugar conmigo. No te importó herirme si tú salías bien parado. Eso dice mucho de ti, ¿no crees?

Sólo espero que seas feliz. Que ella te haga feliz. Pese a todo lo que pasó, sólo me quedo con los buenos momentos. Con las sonrisas. Los "te quiero". Algún que otro "te amo". Los abrazos. Los besos...
Todas esas cosas por las que tanto te quería y por las que aún te quiero.

Hasta pronto amor, no pierdas esa sonrisa.

domingo, 9 de mayo de 2010

Arriésgate.

Dicen que quién no arriesga no gana.
Pero no nombran a aquél que arriesgó y lo perdió todo.

sábado, 8 de mayo de 2010

Aún duele.

Y los días pasan. Las semanas. Los meses... Piensas que le has olvidado, que le has sacado de tu vida. Eres feliz o eso crees. No hay dolor, duermes por las noches. No sueñas con él. No piensas en él, ahora tienes otras cosas con las que llenar su vacío. Pero algo va mal, aunque no duele tanto sientes que no estás bien. No te concentras cuando tienes que estudiar. Tu humor varía, a veces sonríes por compromiso...
Y un día una simple foto basta para derrumbar tu muro. Ese que habías creado tras meses de dolor, de llanto, de prometerte que saldrías adelante. ¿Qué tontería no? Resulta que aún duele. Miras la foto con odio. Luego con asco... quizás tal vez más adelante aparezca la nostalgia. ¡Qué va! Es un cerdo, te hizo daño, no puedes sentir otra cosa que no sea indiferencia por él. Pero cuesta ¿verdad? Más de lo que pensabas. Te sientes débil. Perdida. Sin saber qué hacer...
Entonces con mucha valentía le das al botón de eliminar... Pero tu dedo tiembla. Y una mano amiga te rodea. Está ahí contigo, siempre ha estado. Te sonríe y te tranquiliza. Cuatro palabras bastan para darle a ese asqueroso botón y olvidarlo para siempre.
-¿Estás indecisa? Después de todo el daño que te hizo.
- Pero si la borro...no le veré más.
- Quizás sea eso precisamente lo que necesitas.

Promesas que no se cumplen.

Llevaba dos horas sentada en la cama. Mirando por la ventana como caía la lluvia y algunas gotas rebotaban contra el cristal. No pensaba en nada o al menos eso intentaba. No era un trabajo fácil, ya que sin encontrar resistencia su mente la llevaba otra vez a pensar en él y en sus últimas palabras antes de abandonar su habitación. Su cama. Sus sábanas. Su corazón : "te prometo que mañana te llamo amor."
De eso hacía ya tres semanas. Tres putas semanas en la que ella sólo se levantaba de la cama para ir al baño por pura necesidad. No escuchaba a su estómago, no hacía caso de las plegarias de su madre suplicándole que comiera. Qué va, todo le daba igual. Sólo se dedicaba a estar sentada en la cama mirar por la ventana y de vez en cuando, echar una ojeada al móvil. Que cada diez minutos su buzón de voz repetía "Ningún mensaje nuevo".
Y las lágrimas resvalaban por su cara. ¿Cuánto duraría ese dolor? ¿Esa desesperación? ¿Ese miedo? ¿Esa angustia?
La madre, lo había intentado todo. Simplemente se dedicaba a llevarle la comida a la habitación y rogarle que comiera. Todos los días le llevaba la misma notita blanca, en la que se podían leer estas diez palabras:
"Esto te afectará lo que tú quieras que te afecte."
Lo que no se imaginaba la madre era que no sólo la afectaba a ella, si no a la parte de él que estaba creciendo en su interior.

viernes, 7 de mayo de 2010

The life.

La mayoría de la gente es ilusa. Se traga esos cuentos de que exísten los príncipes azules y el "comieron perdices y vivieron felices". Claro, yo también me lo creía. Hasta que con los años me fui dando cuenta que la vida es como tú quieras que sea. ¿Que quieres estar lamentándote todo el día? No habrá momento que no tengas una depresión. ¿Que quieres vivir bien? No levantarás la vista de los libros. ¿Que quieres conseguir tus metas? Te esforzarás al máximo. ¿Que quieres ser feliz? Aprenderás a valorar lo que realmente importa y dejar lo demás atrás.

Y un día abrirás los ojos y la venda se habrá caido. Verás el mundo como realmente es. Y desearás seguir teniendo esa "tela" tapándote la verdad. Tranformándotela. Volviéndotela de color rosa. O azul. El que más te guste, porque claro al fin y al cabo la vida es tal y como tú quieras verla.

jueves, 6 de mayo de 2010

Maybe tomorrow.

Eran las ocho de la tarde. Estaba metiendo un pie en la bañera cuando sonó el teléfono, "ya llamaré cuando salga", pensé. Siempre hacía lo mismo, odiaba interrumpir cualquier cosa que estuviera haciendo para correr como una loca hasta el teléfono. Metí la otra pierna y me estiré dentro. Noté como cada parte de mi cuerpo entraba en contacto con el agua. Estaba caliente. Incluso quemaba. Pero para mi gusto era perfecta. Cerré los ojos y dejé que mi mente volara. Me encantaba pasar horas pensando en tonterías, era el momento perfecto. Dentro de la bañera no habían preocupaciones. No habían problemas. No habían desamores. No había nada... Sólo el agua abrasando mi piel. Suspiré. Estaba pensando otra vez en él. En nosotros. Cogí aire profundamente y me sumergí dentro de la bañera. Buscando que el agua borrara su imagen de mi pensamiento. Siempre tan ilusa. No aguanté ni diez segundos, las lágrimas no me permitieron permanecer más tiempo sin coger una bocanada de aire. Abrí los ojos y me miré las manos. Pensativa flexioné mis piernas pegándolas lo más que pude a mi cuerpo y las rodeé con los brazos. Me mordí el labio. Jurándome a mi misma que mañana sería diferente. Que mañana cuando viniera a disfrutar de un rato a solas... Él no me molestaría.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Sonrisas.


Ven aquí. Déjame recorrer tu cara con mis dedos. Desde tu frente hasta tus labios. Esos labios que tanto me gustan, de los cuales me pasaría el día entero besándolos. No, no, mejor mordiéndolos. Luego quizás te pida que me sonrías. O simplemente llenaré tu mejilla de besos. Cientos de besos seguidos. Con cariño, con ternura. Sólo con el propósito de que sonrías. Con una sonrisa tonta o con una sonrisa pillina. Quién sabe, todas tus sonrisas me gustan. Y me valen para dibujar una en mi cara.

Ven aquí. Abrázame. ¿No ves que te lo estoy pidiendo a gritos? Mis brazos te llaman. Mis manos te reclaman. Por favor vuelve a hacer lo del otro día. Coge mi mano y llénala de pequeños besos hasta mi cuello. Para luego darme uno dulce y largo en los labios. Me haces estremecer. ¿Lo notas? Seguro que sí y que ese es el motivo por el cuál no dejas de hacerlo.

Ven aquí. Cierra los ojos. Mantenlos cerrados mientras yo te miro. Eres tan bonito. Ahora ábrelos y me verás sonriendo. Quizás tú sonrías al verme. ¿Significa esto algo? No, claro que no. No ha pasado a penas un mes, esto no puede ser nada. Pero aún así tú consigues ponerme nerviosa fácilmente. Con un simple beso en el cuello.

Ven aquí. Suspiro. Me besas cerca de la oreja. Me muerdo el labio inferior. ¿Cómo lo consigues? Cierro los ojos y arrugo la nariz. Tu olor me engancha. Me sigues besando. Mi imaginación vuela. Mis manos juegan en tu pelo. Tú sueltas una risa y me muerdes en la clavícula. ¿Qué me pasa? Estoy nerviosa. ¿Qué es esto que noto en mi estómago? No me dejes tiempo para pensar. Busco tu boca. La encuentro. Nos besamos entre sonrisas. Sonrisas cómplices. Esas que tanto me gustan...

Ven aquí. Y si no es mucho pedir, no te vayas lejos.

Dos extraños.

¿Hacía cuánto que se conocían? Empezó a hacer cuentas en su mente, intentando recordar. Pero no podía. Le daba igual, fueran tres meses, cuatro o cinco eso no iba a cambiar nada. Nunca se habían visto, sólo hablaban de vez en cuando y por el msn. Se pasaban horas hablando, a veces no llegaban ni a diez minutos. Eran un tanto raros... Se le escapó una sonrisa, ¡era tan tonto a veces!
Él la conocía muy bien, cuando estaba mal se lo notaba, cuando ella tenía su día raro también lo sabía. Curioso para dos personas tan diferentes. Ella, risueña, sincera y extrovertida. Él, algo reservado, simpático y se hacía querer.
A veces pasaban días sin hablar, porque él no se conectaba o porque simplemente no coincidían. Pero aún así estaba tranquila, sabía que estaba bien o al menos era eso lo que deseaba.
Suspiró. ¿Estaría en el msn? ¿Querría hablar con ella? No, no podía conectarse. Tenía que estudiar, miles de cosas por hacer. Pero aún así tenía muchas ganas de hablar con él, tenía tantas cosas que contarle...
Siempre lo hacía, se desahogaba con él. Se pasaba la tarde contándole lo agobiada que estaba por las clases, a lo que él respondía con una risa y con que ella podía. Le hacía sentir bien, siempre dispuesto a escucharla, siempre con un buen consejo para ella. Era tan raro confiar en alguien que a penas conocía, pero no le importaba.
Deslizó sus manos por su frente. Luego las pasó por su pelo, siempre hacía eso cuando estaba pensando. Una manía quizás, quién sabe. Volvió a pensar en él, en su amistad. Frunció el ceño. ¿Qué sabía de él? Ella creía conocerlo, sabía muy bien cómo iba a reaccionar a sus comentarios para enfadarlo, sabía cuando no estaba bien. Pero en realidad, ¿qué conocía de su vida? Nada. Absolutamente nada. Era muy cerrado, no compartía sus sentimientos. Quizás tenía miedo de que ella lo conociera. Si salía el tema lo esquivaba a la perfección y luego con un "lo siento" lo areglaba todo. Lo que no sabía es que sin disculparse ella ya lo perdonaba. Lo respetaba. Lo quería. Soltó una risa irónica al pensar eso. ¡Qué tontería! Quería a una persona que no le contaba nada, que se limitaba a escucharla y a darle consejos. Era tan bueno...
Se sentó en su mesa y abrió el libro de historia por la mitad. Cogió un bolígrafo y se lo llevó a los labios. Lo mordió varias veces, pensativa. Se prometió a si misma que no dejaría que esa amistad terminara. Quería tenerlo en su vida, le hacía muy bien. Pero sobretodo quería que él confiara en ella, que viera que le importaba y que no había conocido a nadie como él. Volvió a sonreir al pensar que diría él si supiera lo que estaba pensando ahora. Nunca se lo había reconocido, pero sí. Era distinto a cualquier otro chico que hubiera conocido.
Negó con la cabeza. Nunca se lo diría, se lo creería demasiado y ella no quería eso. Volvió a suspirar varias veces antes de sumerguirse en la dictadura Franquista.

Insensatez





- ¿Cómo he podido ser tan tonta?- mi voz sonaba temblorosa e insegura.
- No has sido tonta, ni estúpida, ni imbécil... Ni ninguna de las cosas que puedan estar rodando por tu mente. Sólo has querido y has perdido el control.
- Ojalá pudiera...- no me dejó continuar, su dedo estaba presionando con fuerza mis labios, pero al mismo tiempo con dulzura.
- No lo digas, no quiero oirlo. Prefiero pensar que algún día volverás a creer en el amor.