
De eso hacía ya tres semanas. Tres putas semanas en la que ella sólo se levantaba de la cama para ir al baño por pura necesidad. No escuchaba a su estómago, no hacía caso de las plegarias de su madre suplicándole que comiera. Qué va, todo le daba igual. Sólo se dedicaba a estar sentada en la cama mirar por la ventana y de vez en cuando, echar una ojeada al móvil. Que cada diez minutos su buzón de voz repetía "Ningún mensaje nuevo".
Y las lágrimas resvalaban por su cara. ¿Cuánto duraría ese dolor? ¿Esa desesperación? ¿Ese miedo? ¿Esa angustia?
La madre, lo había intentado todo. Simplemente se dedicaba a llevarle la comida a la habitación y rogarle que comiera. Todos los días le llevaba la misma notita blanca, en la que se podían leer estas diez palabras:
"Esto te afectará lo que tú quieras que te afecte."
Lo que no se imaginaba la madre era que no sólo la afectaba a ella, si no a la parte de él que estaba creciendo en su interior.
Increíble.
ResponderEliminar¿Cuántas así, tal y como describes a esta desconocida Shei-Shei?
Increíble. Increíble.
Esto te afectará lo que tu quieras que te afecte, totalmente de acuerdo. A veces creemos que es un dolor que no se puede superar, pero se puede... con tiempo, siempre se puede.
ResponderEliminarUn abrazo amiga, fuerza :)