miércoles, 5 de mayo de 2010

Dos extraños.

¿Hacía cuánto que se conocían? Empezó a hacer cuentas en su mente, intentando recordar. Pero no podía. Le daba igual, fueran tres meses, cuatro o cinco eso no iba a cambiar nada. Nunca se habían visto, sólo hablaban de vez en cuando y por el msn. Se pasaban horas hablando, a veces no llegaban ni a diez minutos. Eran un tanto raros... Se le escapó una sonrisa, ¡era tan tonto a veces!
Él la conocía muy bien, cuando estaba mal se lo notaba, cuando ella tenía su día raro también lo sabía. Curioso para dos personas tan diferentes. Ella, risueña, sincera y extrovertida. Él, algo reservado, simpático y se hacía querer.
A veces pasaban días sin hablar, porque él no se conectaba o porque simplemente no coincidían. Pero aún así estaba tranquila, sabía que estaba bien o al menos era eso lo que deseaba.
Suspiró. ¿Estaría en el msn? ¿Querría hablar con ella? No, no podía conectarse. Tenía que estudiar, miles de cosas por hacer. Pero aún así tenía muchas ganas de hablar con él, tenía tantas cosas que contarle...
Siempre lo hacía, se desahogaba con él. Se pasaba la tarde contándole lo agobiada que estaba por las clases, a lo que él respondía con una risa y con que ella podía. Le hacía sentir bien, siempre dispuesto a escucharla, siempre con un buen consejo para ella. Era tan raro confiar en alguien que a penas conocía, pero no le importaba.
Deslizó sus manos por su frente. Luego las pasó por su pelo, siempre hacía eso cuando estaba pensando. Una manía quizás, quién sabe. Volvió a pensar en él, en su amistad. Frunció el ceño. ¿Qué sabía de él? Ella creía conocerlo, sabía muy bien cómo iba a reaccionar a sus comentarios para enfadarlo, sabía cuando no estaba bien. Pero en realidad, ¿qué conocía de su vida? Nada. Absolutamente nada. Era muy cerrado, no compartía sus sentimientos. Quizás tenía miedo de que ella lo conociera. Si salía el tema lo esquivaba a la perfección y luego con un "lo siento" lo areglaba todo. Lo que no sabía es que sin disculparse ella ya lo perdonaba. Lo respetaba. Lo quería. Soltó una risa irónica al pensar eso. ¡Qué tontería! Quería a una persona que no le contaba nada, que se limitaba a escucharla y a darle consejos. Era tan bueno...
Se sentó en su mesa y abrió el libro de historia por la mitad. Cogió un bolígrafo y se lo llevó a los labios. Lo mordió varias veces, pensativa. Se prometió a si misma que no dejaría que esa amistad terminara. Quería tenerlo en su vida, le hacía muy bien. Pero sobretodo quería que él confiara en ella, que viera que le importaba y que no había conocido a nadie como él. Volvió a sonreir al pensar que diría él si supiera lo que estaba pensando ahora. Nunca se lo había reconocido, pero sí. Era distinto a cualquier otro chico que hubiera conocido.
Negó con la cabeza. Nunca se lo diría, se lo creería demasiado y ella no quería eso. Volvió a suspirar varias veces antes de sumerguirse en la dictadura Franquista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario