martes, 31 de agosto de 2010

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- Llevo horas hablándote de mi y aún no sé nada de ti.
- ¿Qué quieres saber? Soy un chico muy normal. Al que le gusta el cine, la buena música. No soporto estar rodeado de gente, me agobio fácilmente. Me licencié en Yale y sé que te echaría de menos aunque no te conociera.

Déjame pedir.

Por pedir, pido veinticuatro horas a tu lado en las que nos dé tiempo a todo menos a perder el tiempo. Por pedir, pido que me baste ese día para convencerte de querer estar conmigo por el resto de tus días. Por pedir, pido y preciso que exista un preciso momento, en el que se te escape un beso cuando menos te lo esperes, y cuando más lo lleve esperando yo. Por pedir, te pido en una tarde lluviosa, dentro de una casa sin gente, sobre un sofá sin cojines para que sólo puedas abrazarte a mí, en frente de mi película favorita… Bueno, si quieres, en frente de tu película favorita… Me pido entonces tus dedos acariciando mi brazo, y mis cosquillas jugando al escondite con ellos. Por pedir, pido dar un paseo al mismo paso, frenarnos en seco de repente, y mojarnos los labios sin que nos vea la gente. Pido, mientras caminamos por cualquier calle, llevarte y traerte al contarte cualquier estupidez, agarrando con mi mano tu brazo, y tu risa fuese la mejor de mis melodías, y despues, en un intento por no dejarme ir, me hagas perder todo menos la sonrisa.

Tic-tac.

El tiempo pasa. Muchas veces sin darnos cuenta.
Otras cuantas deseando que pase más rápido.
A todos nos ha pasado eso de mirar fijamente el reloj y sentir la sensación de que cuanto más lo miramos más lentamente avanzan las manecillas o con más pereza se cambian los números.

Ten cuidado, si te obsesionas se te puede escapar el tiempo de entre los dedos.









VIVE EL MOMENTO, QUE LE DEN AL TIEMPO.

Alas.

Ella se estaba volviendo a poner el pijama, era tarde y tenían que desayunar.
Él se quedó sentado en la cama mirando como se ponía el pantalón. Cuando ella se dio cuenta de que unos ojos marrones la observaban detenidamente se sonrojó. Agachó la cabeza y le pidió que se diera la vuelta a pesar de haber pasado la noche juntos..
- ¿Te importaría no mirar? -se lo pidió sin mirarlo a los ojos, no quería ver su reacción. Al instante lo tenía detrás suya, deslizando las manos suavemente por su espalda desnuda.
- ¿Por qué?
- Me.. me da mucha vergüenza. - Acto seguido se puso la camisa antes de que él pudiera darle la vuelta.
- Pues no entiendo de qué - Se aproximó a ella y le estampó un beso en los labios- son preciosas, igual que tú.
Sin saber que decir esbozó una leve sonrisa y salió directa al baño. Se estaba empezando a poner roja y no quería que él lo notara.
A los cinco minutos siendo otra vez persona, regresó al cuarto. Él la esperaba justo en la puerta. Aún en boxers. Mirándola de arriba a abajo y con una gran sonrisa le dijo:
- ¿Dónde te dejaste las alas?

Y el desayuno se enfrió..

domingo, 29 de agosto de 2010

Una historia más.



Se encontraba tirada en la cama. Pensando en todas sus cosas. Sus últimos problemas. Sus últimas alegrías. Sus últimos amigos y no tan amigos. Sus últimas "relaciones"...
Y así sin más, entre pensamiento y pensamiento apareció él, su niño, su mejor amigo, su.. era algo raro la verdad.

Lo conocía hacía más de un año ya. Él se le presentó bajo los efectos del alcohol en carnavales. Pero hubo algo que la hizo querer conocerlo más. Y así fue, en esa semana se lo encontró todos los días que salió, más bien a veces llegaba a buscarlo... Algo raro ya que no lo conocía y ella tenía novio, pero las cosas raras son las más interesantes de esta vida.

Y así mes a mes se fue ganando un gran trozo de su corazón. Él era distinto a todos los chicos que había conocido. Era atento, cariñoso, simpático, gracioso, amable. La trataba como nadie lo había hecho antes. La hacía sentirse como una reina y eso le gustaba.
Enseguida se hicieron muy buenos amigos. Pasaban horas al teléfono contándose las "penas". Un par de sonrisas y algún te quiero se escapaban a veces.
Ambos lo hacían con la mayor inocencia del mundo...
Ella le consideraba su mejor amigo. Su niño bonito, ése que tanto le ayudaba y que siempre tenía una bonita palabra en la boca para ella.

Se sentó en la cama y apretó la almohada contra su pecho. Sentía un vacío cuando pensaba en él. No sabía muy bien el motivo pero así era. Sus manos empezaron a jugar con su pelo y se le escapó una sonrisa. Le echaba de menos, mucho. Hacía días que no lo veía, a veces llegaban a pasar semanas. Y eso la estresaba, la hacía quererlo más.
Empezó a pensar en todos los momentos vividos con él desde que se dio cuenta que no era sólo su mejor amigo. Ladeó la cabeza como si así pudiera verlos con más claridad. Como si así pudiera retenerlos más tiempo. Él era tan dulce...

Se le escapó una risa al recordar su primer beso. Tuvo que buscarlo ella, tuvo que tentarlo. Él siempre la había respetado y eso era lo que más le gustaba. Lo que no encontraba en cualquier chico. El respeto. El cariño con el que la miraba.

La vida les ha dado miles de vueltas. Pero siempre tarde o temprano volvía a pasar algo. Es como si no pudiera evitarlo. Como si estuviera predestinado que fueran amigos especiales hasta que... Una mueca se le dibujó en la cara. No quería pensarlo, no tenía ganas. Sólo quería verlo. Abrazarlo. Verle sonreir.
Se volvió a echar en la cama, mirando el techo.
Lentamente cerró los ojos. Estaba cansada y tenía que hacer mil cosas...
Un último pensamiento apareció en su mente..



jueves, 26 de agosto de 2010

Cuando no hace falta hablar.

Su mirada lo decía todo. Sus ojos hablaban solos. Sus manos componían unos férreos argumentos. Su sonrisa... Su sonrisa se ocupaba de transportarla a otra dimensión, de hacerla volar.


Sus besos eran seguros. Sus abrazos emanaban confianza por todos los poros. Sus caricias eran suaves y delicadas. Su amor... Su amor por ella no tiene definición posible.

lunes, 2 de agosto de 2010

Pensamientos enredados.

¿Por qué duele tanto cuando alguien te dice que nunca encontrará otra persona como con la que está aunque no sea del todo feliz? Quizás sea porque eres tú el único que ve que eso no es cierto, que tú puedes hacerla infinitamente mucho más feliz si se dejara, si quisiera, si no fuera cobarde..
¿Cómo hacer que esa persona lo vea? No se me ocurre otra respuesta que estando ahí día tras día para demostrarle lo mucho que la comprendes y la apoyas, aunque eso no sea todo lo que tú quieres.
Te sientes tonto, verdaderamente tonto al escuchar esas palabras y quedarte con las ganas de decir "podría ser yo.."
Pero claro no te atreves, ni de lejos se te pasa por la cabeza decirlo en alto. ¿Y ver su cara? ¡Qué va! Te da demasiado miedo la respuesta, pensar que las cosas podrían cambiar. Claro, a nadie le gusta el rechazo.
Y lo mejor de todo.. es que al escribir esto me doy cuenta que el cobarde no es el que piensa que no va a encontrar a nadie mejor del que ya tiene al lado.
Si no el que no se atreve a decir lo que siente en alto, a gritarlo, a arriesgarse un poco. Porque.. ¿y si..?
Siempre hay un quizás. Tal vez esa persona no se da cuenta de lo que tiene delante hasta que tú se lo dejes bien claro, y si le importas le digas lo que le digas no se alejará de ti.

Exacto! una cosa es decirlo y otra hacerlo.. pero bueno quizás esto le sirva de ayuda a alguien, aunque yo no lo aplique.
Peeero quién sabe, cualquier día puede derrumbarse mi barrera que me obliga a guardarme los sentimientos y a callarme. Sólo es cuestión de tiempo.