martes, 14 de septiembre de 2010

Sólo pido..

Que de tu piel jamás se borren mis huellas.
Que de tus labios nunca se vaya el sabor de los míos.
Que de tus pupilas nunca se dejen de reflejar las mías.
Que de tus manos nunca se vaya el calor de las mías.
Que de tus noches no se olviden mis caricias.
Que de tu cuarto no se escondan los momentos vividos.
Que de tus días, al menos todos, extrañes mi compañía.
Que de tu mente.. nunca se vaya la idea de que nadie te querrá como yo.
Que de tu corazón... Ojalá que de ahí nunca salga yo.
A cambio te prometo que nunca dejaré de esperarte.

Realidad

No quiero un hombre perfecto. No quiero que me repita lo guapa que soy todos los días. Tampoco quiero que admire cada poro de mi piel constantemente. Ni que se ria con mis chistes malos sólo por complacerme. Mucho menos quiero que me diga que sí a todo. O que regrese a casa todas las noches con unas ganas locas de hacerme el amor como el primer día.. Bueno, esto no me molestaría.

Pero lo que realmente quiero es que tenga algo de personalidad, que sepa decirme cuando me queda mal un traje o un peinado. Que sea sincero cuando mis chistes son lo peor que haya escuchado. Que sepa decirme ¡no! cuando sea lo que piensa. Y como no, que no tenga miedo a mi reacción, que no le auste lo que pueda pasar.. Porque sabría perfectamente que no encontraría nada mejor.