sábado, 8 de mayo de 2010

Aún duele.

Y los días pasan. Las semanas. Los meses... Piensas que le has olvidado, que le has sacado de tu vida. Eres feliz o eso crees. No hay dolor, duermes por las noches. No sueñas con él. No piensas en él, ahora tienes otras cosas con las que llenar su vacío. Pero algo va mal, aunque no duele tanto sientes que no estás bien. No te concentras cuando tienes que estudiar. Tu humor varía, a veces sonríes por compromiso...
Y un día una simple foto basta para derrumbar tu muro. Ese que habías creado tras meses de dolor, de llanto, de prometerte que saldrías adelante. ¿Qué tontería no? Resulta que aún duele. Miras la foto con odio. Luego con asco... quizás tal vez más adelante aparezca la nostalgia. ¡Qué va! Es un cerdo, te hizo daño, no puedes sentir otra cosa que no sea indiferencia por él. Pero cuesta ¿verdad? Más de lo que pensabas. Te sientes débil. Perdida. Sin saber qué hacer...
Entonces con mucha valentía le das al botón de eliminar... Pero tu dedo tiembla. Y una mano amiga te rodea. Está ahí contigo, siempre ha estado. Te sonríe y te tranquiliza. Cuatro palabras bastan para darle a ese asqueroso botón y olvidarlo para siempre.
-¿Estás indecisa? Después de todo el daño que te hizo.
- Pero si la borro...no le veré más.
- Quizás sea eso precisamente lo que necesitas.

3 comentarios:

  1. Te entiendo completamente, yo hice lo mismo un par de veces. Duele... y mucho!
    Pero sabes, y con el tiempo lo confirmas, que alejarlo es la mejor decisión.
    "Cuando una espina te hace daño, no maldigas la rosa, simplemente aléjate de la espina".
    Un abrazo y fuerza! :)
    Por lo menos tienes a alguien contigo apoyándote!

    ResponderEliminar
  2. Sí es lo mejor que puedes hacer aunque no sea fácil.
    Gracias :)!

    ResponderEliminar