domingo, 24 de octubre de 2010

Buenos días, princesa.


"No eres cobarde cuando con cautela avanzas. Pero tampoco pierdas el tiempo por temor a hacer las cosas bien. ¿Qué más da que sea perfecto?"

Estas palabras retumbaban en su cabeza. Sin ninguna imagen fija, pero sí un nombre.
Estos últimos meses a su lado habían sido simplemente p e r f e c t o s. Largos paseos por el parque, cenas románticas, noches llenas de pasión...
Lisbeth alzó una ceja y se levantó de la cama. Los rayos del sol entraban por la ventana iluminando toda la habitación. Sus pies se pararon al llegar al balcón. Sus manos se aferraron a la barandilla. Sus ojos se perdieron en el horizonte. Su sonrisa ocupó sin permiso casi todo su rostro, iluminándolo. Su mente... Su mente estaba en otro lugar. Quizás con él.

1 comentario:

  1. :D Con lo lindas que son ese tipo de sonrisas... las sonrisas lejanas, sin tiempo ni distancia..

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