lunes, 10 de enero de 2011

Muñecas.

Cae la noche. Tu alarma suena. Es viernes, es la hora de volverte una completa muñeca sin corazón. Vas directa al baño, antes de meter tus pies en la ducha con un simple dedo tocas la radio y, ¡caramba! Pero si es tu canción favorita la que está sonando. Te metes de un salto en el plato de ducha y la tarareas mientras disfrutas del agua fría recorriendo tu cuerpo. Pasan más canciones. Todas conocidas y te suben la moral. Disfrutas. Sonríes. Cierras el grifo y sales de ahí cantando a pleno grito. Llegas a tu cuarto y la ropa ya está más que elegida. Quizás saliste esa misma tarde ha comprarla, ¿cómo ibas a ponerte la misma del finde pasado? Deslizas tus piernas por las medias. Suaves. Siempre te ha gustado llevarlas. Mucho más de lo que les gusta a ellos. Tu cabeza está pensando en las cervezas que te vas a beber mucho antes de llegar a ponerte el sujetador. Entonces a medio vestir sales de la habitación hacia el baño. Te rocías de tu perfume preferido. Sonríes al espejo y te metes en el vestido. Luego en los tacones. Te miras. Das una vuelta sonriente. Sí, te falta maquillarte. No puedes salir sin brillo en los labios. Y unos ojos que digan "estoy libre, putéame".

Base. Sombra de ojos. Línea negra, cuanto más se vea mejor. Rimel. Colorete. Un simple brillo transparente. Odias pintártelos aunque a veces lo hagas de rojo. ¡Báh! Ni tú misma te entiendes pero muy feliz metes todas las cosas indespensables en tu mini-bolso y saltas para la puerta. Ya te están esperando en el coche y nada más subirte ponen tu canción preferida. Besos. Muchos besos y otros cuantos abrazos. Empieza la fiesta. En el ambiente se respiran las ganas de bailar, beber y pasarlo bien.


Ya en la discoteca empiezas a bailar. Te sientes bien. Tus amigas te rodean y tú sigues bailando. Como una loca. Pronto te quitarás los tacones, ¿pero en qué estabas pensando? tus pies no pueden más... Pero ese chico tan guapo te está mirando y sientes que no te los puedes quitar. Así que bajas un poco el ritmo y le tonteas con la mirada. Tus amigas hablan. Tú te ríes. Él se acerca. Unos nombres se oyen, pero la música no permite más así que acaban bailando. Los dos muy cerca. Cada vez más. Hasta que pasa algo que insconcientemente estabas pidiendo a gritos.
Tú no lo sabes pero ellos lo intuyen. Es fácil: "si una tía baila contigo es porque esa noche quiere que le bajes las bragas."
Acaba la fiesta. Llegas a casa. Te echas en la cama con tu cabeza dando vueltas aún. Mucho alcohol. Pero no pasa nada porque.. mañana (hoy) será sábado y habrán más cosas esperándote.
Aunque realmente el domingo despiertes sola.

Pero no te das cuenta que te estás convirtiendo en una simple muñeca más de fin de semana.
Da igual. Te comprendo. Yo también soy así. A todas nos gusta sentirnos bonitas algún día que otro.




2 comentarios:

  1. A todas nos gusta sentirnos bonitas algún día que otro, sí, pero por favor, que no sea a partir de la mirada ajena sino de la propia.
    No dejes de escribir. Tus palabras me inspiran.
    Besitos extraterrestres.

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  2. Tienes toda la razon casi todas hemos pasado la fase de muñeca en la que deseamos que nos miren y que nos deseen, aqui no se sale los viernes y los sabados sales a por todas hasta que te das cuenta de que no merece la pena...

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