martes, 30 de noviembre de 2010

Off.


Las gotas rebotan contra la ventana de mi cuarto. Cada vez con más brusquedad. A veces con cierta delicadeza. Pero sin parar, una detrás de otra. Mientras, me limito a mirarlas con recelo desde mi cama. Tapada hasta la nariz. Aferrada a mi almohada y a mis inexistentes ganas de mover un músculo. El tiempo va pasando. Noto como la oscuridad invade mi habitación, como mis ojos se adaptan a la escasez de luz.

Tengo el interruptor a pocos centímetros de mi mano, pero mis dedos no hacen nada por alcanzarlo. Mi cuerpo va por libre. Siento que se opone a mis pensamientos. Que por mucho que quisiera hoy está en huelga y no quiere ponerse en marcha. "Quizás sea mejor así", pienso mientras me tapo la cabeza con la cálida manta. Fuera hace frío y es un lunes aburrido, no hay nada que me espere. Por lo menos esa es la sensación que recorre mi cuerpo.

Me estremezco. Un pequeño escalofrío consiguió colarse sin permiso por mi espalda, llegando hasta la nuca para perderse entre mi pelo. Me doy media vuelta y me quedo mirando fijamente al techo. Suspiro. Pasan unos segundos y vuelvo a suspirar. Me llevo las manos a la cara en un intento de parar el siguiente suspiro que se aproximaba. Aprieto fuerte los ojos y niego con la cabeza, el día estaba siendo demasiado extraño.

Cuando pasan un par de minutos sin apartar las manos de mi cara consigo levantarme. Me quedo mirando la puerta con una mueca en la cara. "¿Y ahora qué?", sin pensar respuesta alguna mis pies se empiezan a mover solos. Me conducen escaleras abajo. Dos pisos, concretamente. Se siguen moviendo y me llevan frente a mi portátil. Mis manos mueven la silla y mis pies me obligan a sentarme en ella. Mis dedos se mueven ligeros y seguros por el teclado. Y yo, llena de vacío me limito a seguirles la corriente. Ellos escriben:

"Las gotas rebotan contra la ventana de mi cuarto..."

1 comentario:

  1. Alucinante.
    Me ha encantado esta entrada.
    Ya vas encontrando tu estilo por lo que parece =)

    ResponderEliminar