miércoles, 16 de junio de 2010

El olvido

Pasan los días y ella ya no llora por las noches. Ya no piensa en él. Ya no se muere de ganas por verlo, llamarlo, abrazarlo...

Quizás no signifique nada. Quizás sólo sea una etapa más del olvido. La primera seguramente. Pero aún así le hace sonreir. Le hace sentirse bien, orgullosa de si misma.

Es ya la una de la madrugada y no deja de dar vueltas en la cama. Le cuesta mucho dormirse, aunque le da igual. Ahora más que sea no llora, se ha hecho más fuerte. El dolor está arrinconado, en una pequeña y oscura esquina de su corazón. Pendiente, seguramente, a que ella baje las defensas, a un pequeño despieste o recuerdo..

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