domingo, 9 de septiembre de 2012

Se abre el telón y...

Le encantaba dejarse caer en la cama, con una buena música de fondo y la cabeza repleta de ideas. Cerraba los ojos. Con fuerza. Poco a poco notaba cómo los acordes del piano la iban envolviendo. Sólo estaban ella y sus pensamientos. La canción terminaba y volvía a comenzar, una y otra vez. Su respiración se iba relajando y los recuerdos empezaban a amontonarse pidiendo paso. Exigiendo atención. ¡Pero no! En ese momento tenía cosas más importantes que atender: sus sueños.  
Deseaba tantas cosas que no estaba segura de que pudieran llegar a cumplirse. Un pequeño suspiro se escapa entre sus labios y frunce el ceño. ¿Cuántas veces se ha preguntado lo mismo? Y la respuesta sigue sin llegar. Finalmente pausa la canción y abre los ojos, clavándolos en el techo. Ojalá fuera una de esas personas que vive el día a día. Que no se preocupa por el futuro o que no le da mil y una vueltas a todo. Quizás en un par de años... Su cuerpo entero se estremece sin poder evitarlo. Sabe perfectamente que esa parte de ella nunca cambiará, pero tal vez sea mejor así. 

Y como siempre, se incorpora. Echa todas sus preocupaciones a su espalda y esboza una media sonrisa.   ¡Aquí estoy! Dice mirándose frente al espejo que tiene delante de la cama. Preparada para que comience la función.

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